Caleidoscopio

Fragmentos de interior

Capri

“Todo parecía un sueño. Y cuando llegué a Capri, […], la sensación irreal de los sueños se hizo más grande.
Llegamos de noche y en invierno a la isla maravillosa.”

(Pablo Neruda, “Confieso que he vivido”)

Pablo Neruda en Capri

Neruda llegó a Capri una noche de invierno, invadido por la sensación irreal de los sueños.
Aquella primera vez, la isla se le presentó en sombras, blanquecina y callada.
A la mañana siguiente, Neruda y Matilde, vieron el espectáculo que les ofrecía su ventana, una pequeña terraza, abajo el bosque, y no muy lejos las rocas de Marina Piccola. Dieron un paseo por los alrededores de su nueva casa, recorrieron las callecitas que se dirigían hacia el pueblo, perfiladas por un sencillo muro que ocultaba tras de sí las grandes villas, y ya en la plaza principal les recibió la iglesia, que se alzaba sobre las terracitas y cafés, y que parecía desparramarse por una escalinata floreada.

Aquellos días que pasaron en Capri dieron lugar a Los versos del Capitán y Las uvas y el viento. De aquella estancia nacieron estos versos:

Su traje de zafiro
la isla en sus pies guardaba,
y desnuda surgía en su vapor
de catedral marina.
Era de piedra su hermosura. En cada
fragmento de su piel reverdecía
la primavera pura
que escondía en las grietas su tesoro.

(“Cabellera de Capri”)

Con iguales ojos maravillados que aquellos de Neruda y Matilde, llegamos nosotros a la catedral marina, pero era verano y de día… aunque nos recibió la luna.

Luna caprese

También nos saludó el sol, que silueteaba la isla, colorida y ruidosa.

Puerto de Capri
Grotta azzurra
Buganvillas

Los bosques y muros que pasearon Neruda y Matilde Urrutia, también acogieron nuestros pasos.

Bosques y muros

Y, a intermitencias, cuando los árboles lo permitían, los faraglioni nos saludaban desde el agua.

faraglione

En Capri, al mar hay que ponerle esquinas, si no se corre el riesgo de rodear la isla haciendo un largo.

esquinas marinas

De la naturaleza pasamos a la civilización.

suolo privato

Y nos despedimos de la isla bajando por la escalinata de la iglesia y callejeando cuesta abajo hasta el puerto.

Iglesia de Capri

Escalinata y callecita

Está claro que Capri, en invierno o en verano, siempre es maravillosa.

Acantilados en Capri

8 Comments

  1. ¡Cuánta belleza, grandiosa y también recoleta!

    Capri, c’est fini, et dire que c’était la ville de mon premier amour

    (No es cierto, pero sería bonito que lo hubiese sido)

  2. cela aurait été très romantique!
    hereusement pour moi Capri n’est pas encore fini, je suis sûre que j’y retournerai un jour!
    :)

  3. Qué belleza vivir entre líneas, acariciar esos versos, beber ese sol. Guardate un poco en los bolsillos por si hace falta… feliz vuelo!

  4. Usaré este blog como gran bolsillo e iré guardando aquí los pedacitos recogidos.

  5. Qué bonito!! Me gustaría ir algún día.
    Apetece zambullirse en esas aguas tan azules…

  6. Te lo apunto en tu libreta de lugares adonde ir…

    “Caaaaapri”

    (y te dejo entre las hojas una buganvilla de la isla)

    :)

  7. Yo ahora me voy a Italia, aunque no voy a Capri espero traerme en los bolsillos pedazitos de magia… Que seguro que por allí les sobra…

    ¿Alguna recomendación? Que viniendo de ti, que conoces bien el país… me tengo que fiar! :D

  8. Hola, Isra,
    seguro que vuelves con los bolsillos llenos.

    (te he dejado en tu buzón alguna sugerencia)
    ;)

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