Este es Tomás el tomate.
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Este es Tomás el tomate.
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Evidentemente no todos los edificios tienen gafas…
¡Hay algunos que no las necesitan!
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Seguro que en este puesto solo se encuentran libros con final feliz.
“Estoy segura de que, si como o bebo algo, ocurrirá algo interesante” dijo Alicia cuando se encontraba en casa del Conejo Blanco.
Este verano, en Berlín, yo comí y bebí.
¡Mucho!
Y después de tanta comilona me hice este autorretrato en la casa del Conejo Blanco:
Al final del viaje ocurrió algo interesante: la comida, como yo, se convirtió en materia literaria.
Nunca deja de ser carnaval en Venecia.
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Masques
À Venise c’est tous les jours carnaval.
El aliento de aquel gigantesco pájaro le voló el sombrero.
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Des objets animés XIV
L’haleine de cet immense oiseau lui enleva le chapeau.
Martes adormilado.
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Des objets animés XIII
Mardi assoupi
Un curioso visitante.
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Des objets animés XII
Un curieux visiteur.
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Des objets animés XI
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Des objets animés X
Curiosa pandilla.
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Des objets animés IX
Une curieuse bande.
El vigilante.
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Des objets animés VIII
Le veilleur
…y su pelo en llamas
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Des objets animés VII
…et ses cheveux en flammes
Esta debe de ser la única boca de riego de Nueva York que todavía se sorprende al ser fotografiada…
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Des objets animés VI
Cette prise d’eau doit être la seule à New York qui encore s’étonne d’être fotographiée...
La taquillera asombrada.
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Des objets animés V
La guichetière étonnée.
Caracol.
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Des objets animés IV
L’escargot
A veces las piedras sonríen.
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Una pequeña historia:
No hace mucho, estaba dando yo un paseo cuando me encontré con la primera piedra.
-Hola, le dije.
-Cuéntame algo, me contestó.
Yo, poco acostumbrada a estas peticiones pétreas le dije lo primero que me pasó por la mente:
-El Coliseo está hecho una ruina.
Y así se le quedó la carita a la pobre.
Más tarde, intentando olvidar el disgusto que le había provocado a la primera piedra, me senté a leer en un banco. Un sonido repetitivo y duro me hizo levantar la vista del libro. A mis pies había otra piedra que me miraba con incredulidad y asombro.
¿Es cierto que el Coliseo está medio derruído?, me preguntó.
Yo, ante esa voz de lamento levanté trabajosamente a la piedra y la senté en el banco junto a mí. Empecé a explicarle que el Coliseo no estaba en ruinas, sino que algunas piedras habían preferido tomarse unas vacaciones y que por eso faltaban partes, pero que por todo el mundo se veían piedras romanas con cámaras de fotos visitando París, tumbadas en una playa, o incluso charlando con las piedras de la Muralla China. Esta respuesta pareció gustarle y permanecimos sentadas largo tiempo en el banco mirando el paisaje en silencio.
Sólo tiempo después me percaté de que una tercera piedra se nos había unido. Miraba sonriente y parecía feliz.
¿Por qué estás tan contenta?, pregunté.
-Vengo del Coliseo y estoy de vacaciones.
Eso fue todo. Desde entonces cuando me cruzo con una piedra le guiño un ojo y le deseo un buen viaje.
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Des objets animés III
Parfois les pierres sourient.
Tras este rostro de angustia
se encuentra la muerte y su guadaña.
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Des objets animés II
Derrière ce visage d’angoisse
se trouve la mort avec sa faux.
¿Mamut…
… o pulpo?
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Des objets animés I
Mammouth ou poulpe ?
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