El jueves me recibió la luna en el camino. Una luna partida, como un gran gajo de naranja, dentro de un inmenso vaso de noche. La degusté a grandes sorbos hasta que se disolvió en el horizonte sin pulso de Castilla.
El jueves me recibió la luna en el camino. Una luna partida, como un gran gajo de naranja, dentro de un inmenso vaso de noche. La degusté a grandes sorbos hasta que se disolvió en el horizonte sin pulso de Castilla.
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