Esta es una de las joyas del Museo: una escultura de un púgil en reposo, con las marcas de la pelea en su piel de bronze.
Muchas cabezas con peinados y tocados maravillosos.
La preciosa Teti pensativa y un acróbata en una postura imposible.
Y, por último, el paraíso en cuatro paredes, la Villa di Livia a Prima Porta.
Como dice la canción de Gino Paoli “… questa stanza non ha più pareti, ma alberi, alberi infiniti…”
Podría imaginarme viviendo en una casita de jengibre como la de Hansel y Gretel, pero sin bruja y con ardilla.
Mi amiga Pilar, alimentando mis sueños, me lo ha puesto más fácil convirtiéndome en una preciosa galleta de cuento y regalándome como compañeros de aventura un gato, un pájaro y otros personajes de jengibre.
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Hoy celebro un año más con un deseo de viajes dentro de viajes dentro de viajes… donde crezcan muchas flores.
Hoy terminamos de tejer la primavera para vestirnos de verano.
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Hace unos días hubo que ajustar algunas piezas de este caleidoscopio y estuvo por un tiempo en el taller.
¡Gracias a los que os preocupasteis por su recuperación!
Hoy lucen todos los cristales de colores en estos dibujos sobre una comadreja modista que hice para un concurso.
(cruzo los dedos).
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