El picapinos terminó su casa con la llegada del otoño, había pasado todo el verano tamborileando aquel tronco mientras el sol picaba sus alas.
El día de la inauguración acudieron todos sus vecinos del bosque, algunos todavía molestos por las siestas que no habían dormido al toc toc de su pico.
Ahí están todos, asomados a las ventanas, menos el picapinos, que fue quien tomó la foto.
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Un pequeño jardín en una vieja bandeja de monedas.
A little garden on an old coin tray.
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